Crearon sus propios juegos de salón, sus propias reglas y sus instructivos. El objetivo fue trabajar la ubicación espacial y entender los principios de la programación.
“Me pareció una gran actividad. Hubo niños que hicieron cuatro mundos en un solo tablero. Crearon mundos complejos, llenos de imaginación. En esta actividad, los niños entendieron que a través de instrucciones las piezas pueden moverse, entendiendo lo que son las bases de la programación”, señala Francisco Alfaro, Profesor de Tecnología que organizó la actividad.