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Luis Alberto Muñoz, 
Profesor, escritor, 
Cuentacuentos en Colegio Altamira
Como profesor en el Colegio Altamira mi misión es construir un puente entretenido y amoroso entre la literatura oral y el libro, contando cuentos en educación básica.

A finales del año 2021 me solicitaron la preparación de un alumno de segundo medio que quería ir a contar un cuento a los kínder. Esa era su motivación, tenía el ánimo, pero temía fracasar.

Como este alumno llegó al colegio en educación secundaria, lo único que sabía del ramo de cuentacuentos era porque su hermano chico llegaba a casa a contarle los cuentos que yo le narraba en la asignatura, pero él nunca había vivido la experiencia como oyente.

Lo primero que hice fue preguntarle al niño por qué quería contar un cuento. Escuché sus razones y me di cuenta de que era un anhelo de verdad sentido y que él quería hacerlo por motivación propia, porque tenía la intuición de que podía hacerlo bien.

Me di cuenta de que el niño se expresaba muy bien, es decir, tenía lo fundamental: un cariño y respeto por la palabra y sentía en él la misión de regalar historias, vivirlas y compartirlas.

Le dije que tenía lo esencial y empecé a indagar sobre sus lecturas, las películas que había visto, sus historias preferidas. Me alegré al escuchar sus respuestas, pues me di cuenta de que él venía preparándose hace mucho en secreto para ser un cuentacuentos. Le expliqué que ser cuentacuentos, trovador, narrador oral era un oficio que apareció junto con el ser humano. Quizá los dibujos de la Cueva de Altamira no sea más que un comic que narra al colectivo del clan las peripecias ocurridas a esa partida de cazadores lejos del hogar. Ser humano es contar, gracias a la palabra podemos vivir muchas veces un hecho. Contar entonces es un hecho fundamental, es crear humanidad, es despertar el alma de los humanos.

Luego le pregunté qué cuento quería contar. Tenía muchas historias, leyendas, películas cuentos, eventos bélicos, pero juntos concluimos que lo mejor era contarle a los niños la historia de Erik el rojo, un joven vikingo que llegó a América del norte mucho antes que las carabelas de Colón llegaran al mar caribe.

El muchacho se sabía la historia y entonces la separamos en tres grandes cuadros: Inicio, desarrollo, Final.

Título del cuento. Al anunciar a los niños que cuento oirán y verbalizar y repetir el nombre del cuento se ponen límites a la narración.

Esto es un cuento de vikingos. Debes preguntar, ¿Qué saben de los vikingos?
Aunque la mayoría de los niños no lee ni escribe se anotan en la pizarra con letra imprenta grande algunas palabras. ERIK, VIKINGO, BARCO, ESPADA, HACHA; entre las palabras se intercalan dibujos, escribir es una forma de registrar tan válida como el dibujo. Barco /Dibujo del mar/ Vela de barco/ Cabeza de dragón de proa / escudo redondo / remo.

Se comienza el relato, se presentan los personajes y se describe el paisaje, las dos cosas al mismo tiempo. Se remarcan los datos claves importantes repitiéndolos y acudiendo a sinónimos y metáforas. “En el mar descansaba el barco vikingo más grande, el mar descansaba, el barco vikingo en medio de la bruma. Era una niebla espesa como el humo. El barco zarpó, se fue, inició el viaje”.
Se repiten retahílas, se hacen movimientos de remar. Un, dos, tres, cuatro. Un, dos tres, cuatro. Un, dos, tres, cuatro.♫ Remar, remar, sin descansar. Remar, remar, sin descansar. Para muy lejos llegar ♫. Es muy relevante repetir coros, hacer los movimientos.
También los diálogos, es necesario repetirlos, dejando en claro las ideas:
 -Papá, papá, quiero ir contigo.
 -No Erik, eres muy pequeño. Debes quedarte a cuidar a tu madre y a tu hermana.
 -Pero, papá si ya soy grande.
 -Los niños repiten los diálogos.
Esta escena se repitió muchas veces hasta que una vez el padre sí lo dejó subir a bordo y un año después, para su cumpleaños, le regaló un gran barco a su hijo.
 -Papá, te prometo que descubriré nuevas rutas, nuevas tierras.
Es fundamental tener objetos para contar. Deben permanecer ocultos y aparecer en el momento adecuado. Cascos, escudos, espadas, capas, hachas de cartón, etc.
Erick va y descubre tierras desembarca, deja su historia escrita en piedra, RUNAS construyen un fuerte de madera … pasa el tiempo, vuelven.
La voz del narrador debe ser fuerte y clara, su actitud entusiasmada, alegre. Cada cuento debe ser una actuación y un juego colectivo guiado, pero el narrador también juega.
Luego de este taller el alumno fue a contar su cuento y fue un éxito, él se ciñó al mapa dibujado, lo recreó y enriqueció.