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Maximiliano Jara nos cuenta cómo descubrió su amor por el básquet, el esfuerzo detrás de su éxito y sus grandes sueños de llegar a jugar en el extranjero.

¿Cómo empezaste a jugar? ¿Por qué el básquet y no otro deporte?

Bueno, principalmente por mi mamá, ella fue como la que me inspiró a jugar básquet. Yo antes estaba entre una decisión de si básquet o fútbol, pero mi mamá fue como la que me inspiró a quedarme acá.

¿Cuáles crees que son las diferencias entre los dos deportes? ¿Por qué te gusta más el básquet y no el fútbol?

Yo creo que más que nada porque es más entretenido. Por ejemplo, en el fútbol tienes que esperar más de una hora para meter un gol, en cambio en el básquet vas sucesivamente metiendo. Es más emocionante.

Y más cansador también, ¿no? 

Y más cansador, sí. Porque yo estoy corriendo para todos lados, todo el tiempo. 

¿Cómo empezaste a participar en los clubes? ¿Cómo se dieron cuenta que era momento de avanzar un poco más? 

Bueno, es que mi mamá me metió, porque mi mamá jugaba en la Católica. Y en fin, me metí a Brisas como para ir probando si me gustaba el básquet, porque si no mi mamá me hubiera metido a la Cato al tiro, que es más competitivo. Pero como Brisas es uno de los clubes más formadores me prefirió meter ahí. Y ahí fue donde me quedé porque ahí hice a mis amigos, fui creciendo con ellos, entonces no daba como para cambiarme. Entonces después ahí fui creciendo y fuimos haciendo más campeonatos. Porque de chicos eran campeonatos, pero no eran competitivos porque el nivel no daba. Pero ahora que he ido creciendo, el nivel ha subido y en fin, es bacán representar al equipo y ir a competencias como fuera de la ciudad y cosas así.

¿Cómo se siente tener tu grupo de amigos en el deporte y también en la vida personal?

Es una amistad diferente al resto, porque el resto puedo, no sé, bromear con otras cosas, pero en fin, con mis amigos del básquet, bueno, podemos hablar de lo que más nos apasiona. Yo creo que es una amistad más unida, porque nos junta la amistad y el deporte.

¿Cómo supiste que ibas a estar en la selección, en la sub-15?

Un día mandaron en Instagram que iban a hacer pruebas, pruebas de jugadores, y dije, ya, me voy a meter, a ver qué pasa. Y ahí fui entrenando, porque ellos también habían visto lo de antes, porque en otras competiciones yo había salido mejor jugador, quinto ideal, y ellos también se basan en eso, porque no iba cualquiera a probarse. Entonces ahí iban haciendo concentraciones. Nosotros partimos con una lista de 30, como 10 de afuera, 10 de otro lado, y ahí iban viendo como quién tenía más técnica, más pasión, más estado físico. Si ellos tampoco veían tanto lo técnico, o sea, claro, es importante, pero veían más como lo actitudinal, como quién aportaba más al equipo. Porque si tenía un compañero que es muy bueno, pero su actitud no aporta al equipo, no lo van a dejar. Entonces ahí fuimos reduciendo la nómina, hasta quedar hasta los 14, y ahí nos juntaron a todos a decir quién quedó y quién no. 

¿Así en vivo? 

Sí, en vivo, sí. Y yo estaba nervioso y confiado, porque en ese proceso igual sentía que era mejor que algunos, o que aportaba más, entonces estaba entre ellos. Y cuando quedé fue como, no sé, se me ocurrieron miles de cosas en la cabeza. Como lo feliz que se iba a poner mi mamá cuando le dijera, cómo sería cuando estuviera ya representando, y en fin, siempre pensaba en el orgullo que iba a sentir mi familia hacia mí. 

Y ese día después de que te enteraste, ¿qué hiciste? ¿Fuiste a comer pizza? 

No, fui a comer sushi con mi mamá. Y no, bacán, porque aparte yo vivo con mi abuela y mi abuelo, entonces ya podíamos compartir todo juntos, no, fue bacán. Fue bacán.

Cuando te dijeron que ibas a Ecuador, ¿qué pasó ahí? ¿Qué decisiones tuvieron que tomar? ¿Fue difícil? ¿Estabas asustado? 

No, no estaba tan asustado porque mi mamá sabía lo que tenía que hacer, que era viajar, sacar pasaporte, cosas así. Pero no, mi familia se lo tomó bien, yo me lo tomé bien, y no fue tan complicado, aparte que mi mamá también me acompañó allá. tuvo que gastar para poder verme. También pude sentir como el acompañamiento de mi mamá cuando jugaba.

Cuando te nombraron capitán, ¿cómo pasó eso? ¿Cómo fue? 

No sé, fue como loco, por decirlo así, porque no, nunca me imaginé que pudo ser. 

¿Por qué no te lo imaginabas?

Porque también veía a mis otros compañeros, que también eran buenos. Yo siempre sentía ese miedo de si iba a quedar o no. Entonces, que fuera capitán fue como raro, pero orgulloso a la vez, porque es como, no sé, imaginar que de tantos niños que hay, de tantos que se fueron a probar, yo ser como el capitán de ellos, es como una sensación de orgullo, de linda, pero se me ocurrieron miles de cosas. 

Y una responsabilidad también, ¿o no? 

Y una responsabilidad, claro, porque tenía que ser el ejemplo para mis compañeros. Por ejemplo, poner orden cuando estaban haciendo cosas, igual es complicado porque igual tengo 15 años, igual tengo que divertirme, pero también era una responsabilidad extra que me tenían que dar. 

¿Cómo te sentiste asumiendo esa responsabilidad? 

No, bien, igual me costó, porque tampoco soy como de poner orden o cosas así, si a mí igual me gusta divertirme. De hecho, los profes igual me dijeron que tenía que ser más, no sé si es estricto, pero poner más orden cuando hacían cosas, mis compañeros, cosas así. Pero me lo tomé bien, no hubo problema con eso.

¿Y en tu familia cómo están? ¿Qué te dicen de todo esto? 

Orgulloso, mi papá, mi mamá, que se nota que, en fin, todo fue el esfuerzo mío, el esfuerzo que hizo mi papá, mi mamá, por llevarme a entrenar, por apoyarme siempre, cuando salían las cosas, cuando no salían, en fin, fue como un apoyo de ellos y un apoyo mío. 

Sobre entrenar, ¿te ha costado eso a medida que has ido creciendo? 

Sí y no, porque también veía a mis compañeros cuando entrenaba, entonces no fue tan difícil, pero, por ejemplo, en el colegio tenía menos tiempo para ellos, igual yo los conozco desde chicos a mis compañeros, como desde tercero (básico), igual de pasar a estar todo el tiempo juntos, yo irme, no sé, a la una, igual fue difícil, pero en fin, sabemos cómo divertirnos.

Y ahora, Maxi, ¿qué se viene? ¿Qué esperas de todo esto? Porque finalmente sigues construyendo para algo más dentro del básquetbol, ¿qué es la siguiente cosa que quieres? 

Bueno, lo principal, que es uno de mis sueños también, es irme a jugar al extranjero, me gustaría como, no sé, irme a Europa, a Argentina también me gustaría, que tienen buen básquet. Algo que me aporte, me aporte la vida, algo que también pueda sacar con los estudios, porque quiero también sacar una beca para la universidad. Pienso harto en ir al extranjero.

¿Te gustaría también estudiar otra cosa como en paralelo, dedicarte a algo más? 

Todavía no lo he pensado mucho, pero sí. Sí, sí me gustaría. 

¿Hay alguien a quien le quieras dedicar unas palabras, tu equipo, tu mamá? 

A mi mamá, que es la que siempre me apoyó, que es la que se hizo el tiempo para que yo pudiera estar donde estoy. Y mi papá también, mi familia, mi abuela, bueno, en general a todas las personas que me han apoyado, que sin ellos nada, no pude haber quedado donde estoy. Y a mi equipo también, que me apoyaron harto en este proceso. Al colegio, que me dieron oportunidades para poder entrenar. Darme oportunidades para entrenar, para llegar a poder estar en la selección.