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Javiera  Araya Menares, socióloga y coordinadora de Comunidad de Exalumnos Altamira

 

 

 

Hablar de comunidad es un encuentro de diálogos muy rico, pues cada interpretación es propia de la experiencia de lo que cada uno ha vivido y trae para poner al servicio de los demás. A la vez, reconozco que es un propósito relevante al cual aspiramos lograr desde diversos espacios. En esta oportunidad, no haré más que compartir mi propia experiencia.
Creo que la idea de construir comunidad es un tremendo desafío, pues no solo requiere las ganas, sino la oportunidad hacernos la pregunta ¿Cuál es la comunidad que queremos ser? Y desde ahí, comenzar a consensuar por el bien común, con miras a un sinfín de propósitos, relaciones y vínculos.
No sé si les habrá pasado, ocasiones en que sin darnos cuenta o sin hacer un mayor esfuerzo ya somos parte de una comunidad… Para mí, es pensar en una gran familia, cada integrante va tomando acciones dentro de ese entramado de relaciones, según afinidades o intereses, donde lo importante no es el rol o quién eres, sino simplemente que estás en ese momento compartiendo(te). Pues tu participación, tu sola presencia, ya genera que lo que esté ocurriendo sea diferente.
Toda esta reflexión me lleva a la Comunidad Altamira, parte de mis años académicos me identifiqué con esta comunidad y la disfruté a concho, aportando desde mis dones, permitiendo nutrir mis intereses, inquietudes y pasiones.  Habiendo pasado otros tantos años alejada de este espacio, me vuelvo a encontrar con las puertas abiertas y con el título de exalumna.
Tuve la oportunidad de participar en el sueño de una comunidad de ex alumnos y alumnas, de gestar en el Reencuentro, hoy me doy cuenta de que es una distinción innecesaria, porque cuando estoy ahí, no me siento ex alumna, soy yo, una vez más en el Colegio, co-creando el espacio que habitamos y soñando la Comunidad Altamira.