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Tomó sus cosas y ni siquiera se despidió. Con 16 años, Francis
dejaba la casa de su abuela materna, donde había vivido casi un año. Llegó a la
casa de su papá y le dijo: “Quiero cortarme el pelo”. Así comenzó su transición
para ser, no un niño, no una niña, solo Francis. Te invitamos a ver el
reportaje que le hizo  la Revista Qué Pasa sobre su paso por el Altamira y su transformación.

 Para leer el reportaje completo, pincha aquí