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Como una forma de iniciar nuestras celebraciones por los 100 años de
Violeta Parra,
tuvimos  el honor de tener
 invitados a dos grandes exponentes de la
poesía popular que nos introdujeron en el maravilloso arte del canto improvisado
y sus diversas formas. Luego de su presentación, Comunicaciones Altamira
entrevistó a Manuel Sánchez, uno los mejores exponentes de este arte en el país.

“El canto improvisado tiene relación con nosotros como país, como
cultura, señala Manuel Sánchez, cantor a lo humano, poeta
popular y payador, que se presentó en el Altamira junto a otro gran cultor, Hugo
González.

El canto improvisado añade  “entrelaza
la música con la poesía”. “Tiene relación con nuestra historia poética,
musical, con nuestros personajes y, además, 
con  el lenguaje popular cotidiano”.

Te invitamos a ver aquí la entrevista que realizó Comunicaciones
Altamira.  

¿En qué consistió esta muestra de canto improvisado y cuáles fueron sus objetivos pedagógicos? José Cid, nuestro Director del Centro de Extensión
Cultural Altamira nos lo explica.

Según el investigador Francisco Astorga, el
origen del canto a lo divino se remonta a la Conquista, cuando los misioneros
jesuitas del siglo XVI enseñaron la doctrina cristiana a los indígenas por
medio de la poesía en décimas.

Luego, los primeros trovadores y juglares
españoles aplicaron a su vez el estilo musical y literario a textos profanos y
dieron origen al canto a lo humano, que incluye el arte de los payadores o
cultores de la poesía improvisada.

Basado en dos formas poéticas principales, la
cuarteta o copla y la décima espinela, el canto a lo poeta es interpretado con
instrumentos como el guitarrón, el rabel y la guitarra “traspuesta” o afinada
en modos distintos al convencional. Generaciones de cultores lo han mantenido
vivo en vigilias, escenarios y encuentros de payadores hasta nuestros días.