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Estamos convencidos y convencidas que
el carácter diverso y complejo de la realidad requiere formas más
dialogantes, integradas y colaborativas para entender la construcción
de los saberes y habilidades. 

La concepción tradicional del
aprendizaje enseña a mirar aisladamente, haciéndose cargo de un mundo
anacrónico y habituándonos a mirar de manera desfasada y extemporánea. Así, se
generan saberes estancos y desligados que dificultan que el/la estudiante logre
vislumbrar algún sentido en lo que se le está impartiendo, más que someterse a
programas de estudio dictaminados por instancias de poder y control de lo que
“se debe aprender”.

En contraposición, al colegio
Altamira nos mueve el convencimiento de que la complejidad del mundo
y de la cultura actual obliga a desentrañar los problemas con múltiples lentes,
tantas como áreas de conocimiento existen, pero de manera articulada; es decir,
la realidad requiere un abordaje interdisciplinario. Hombres y
mujeres estamos compuestos de dimensiones bioquímicas, pero también y de manera
muy relevante de historia, de tradiciones, de estéticas, de percepciones. 

Apostar por la interdisciplinariedad significa defender un nuevo tipo de persona, más abierta, flexible, solidaria, democrática y crítica; forma de humanidad que nuestros niños, niñas y jóvenes ya habitan casi desde el nacimiento. Para acompañar el desarrollo de estos seres humanos en el mundo actual, necesitamos una formación cada vez más polivalente para hacer frente a una sociedad donde la palabra cambio es uno de los vocablos más frecuentes, y donde el futuro tiene un grado de imprevisibilidad como nunca en otra época de la historia.

La interdisciplinariedad nos permite
afrontar estos desafíos. La entendemos como la puesta en relación de dos o más
disciplinas escolares que se ejerce a la vez en los niveles pedagógico,
curricular y didáctico y que conduce al establecimiento de vínculos de
complementariedad o de cooperación, de entramados o de acciones recíprocas
entre ellas bajo diversos aspectos (fines, objetos de estudio, conceptos y
nociones, niveles de aprendizaje, habilidades, etc.), orientadas a favorecer la
integración de los procesos de aprendizaje y de los saberes en los alumnos.

En esta línea, hemos  invitado a nuestros
profesores y profesoras a salirse de la posición de custodios de un modo de
entender el aprender, para pasar al diseño de prácticas conjuntas que
pongan sus saberes y expertises en diálogo. 

De esta manera, a final del año escolar, nuestros y nuestras docentes,
en sus espacios comunitarios, diseñan una serie propuestas
interdisciplinarias basadas en la metodología de proyectos y nuestros/as
estudiantes ponen en acción, creativamente, las competencias que han desarrollado durante el primer y segundo semestre.