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Los profesores de filosofía del Colegio Altamira, Juan Gamboa y Paula Ponce, manifestamos nuestro rechazo a la propuesta realizada por  la Unidad de Currículum y Evaluación del MINEDUC, la que -entre otras cosas-  apunta a la eliminación de filosofía del currículum obligatorio y a la fusión de las tres asignaturas científicas –Física, Química y Biología- e Historia, en una sola asignatura que se llamará Ciencia, Naturaleza y Sociedad.

Desde acá tenemos la tranquilidad de que esta medida no afectará a este espacio educativo sin embargo,  consideramos imprescindible ampliar la mirada más allá de nuestro entorno inmediato.

Para nosotros, la medida implicará un deterioro importante en la educación de nuestros jóvenes, lo que por cierto  irá en desmedro de la memoria histórica y del pensamiento crítico. 

Aun con todas las dificultades y límites que pueda tener el sistema escolar chileno, consideramos que ambas asignaturas posibilitan en los estudiantes aprendizajes que despiertan  el nacimiento de interrogantes respecto de la realidad, los contextos y por supuesto las posibilidades que desde sus aprendizajes y reflexiones emanan.  Analizar  el  curso histórico como un proceso preñado de posibilidades, fomentando la autonomía del pensamiento, son labores que realizan con especial énfasis estas disciplinas.

Este desacierto curricular, -no nos engañemos-  golpeará con más fuerzas a los estudiantes de colegios con menores recursos, en donde  -a propósito de nuestro tipo de educación – los énfasis están puestos  en los resultados. Desde ahí entendemos,  que eliminar filosofía viene a constatar esta idea de producir sujetos útiles e irreflexivos, no porque no pueden hacerlo (reflexionar) sino porque desde el ministerio, a los estudiantes se les están cortando las alas para  abrazar utopías, construir  sueños, tomar consciencia de sus ser. Educación para pobres, segmentación social, margen.

No se trata de una defensa corporativa y cerrada. Como docentes, consideramos necesario que en todo el país se abra un debate curricular, que convoque a las comunidades educativas, a los estudiantes, que como sujetos se tornen activos en sus propios procesos educativos. 

Sabemos, y denunciamos que esta decisión ha sido tomada a espaldas de los profesores y profesoras y de las comunidades educativas. Su fin no puede ser otro que forjar un tipo de estudiante que forme habilidades y destrezas con el único propósito de sobrevivir en el mundo actual. Limitando las herramientas que estos tengan  para elaborar una mirada crítica de sus contextos, sus realidades, cuestionarlas  y por cierto, desde ahí  transformarlo y mejorarlo.

Juan Gamboa

Paula Ponce

Profesores de Filosofía

Colegio Altamira